Venom: el último baile es una muestra más de la fatiga creativa de Marvel

Venom: El Último Baile (Venom: The Last Dance, Estados Unidos-Reino Unido-México, 2024) es la tercera entrega de la saga protagonizada por Tom Hardy. Dirigida por Kelly Marcel y escrita por Hardy junto a Marcel, la película cuenta con un elenco integrado por Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, Stephen Graham y Rhys Ifans, entre otros. Con una duración de 110 minutos y clasificación para mayores de 13 años, esta despedida de Eddie Brock y Venom genera opiniones divididas: mientras las cifras de taquilla anticipan un éxito comercial, los resultados artísticos dejan mucho que desear.

Una fórmula desgastada y efectos visuales abrumadoresEl desgaste creativo de Marvel, agravado por su asociación con Sony, es evidente. A pesar de la espectacularidad de los efectos visuales, estos no logran ocultar las carencias narrativas. Las escenas de acción, saturadas de CGI, resultan confusas y sin dirección clara, con criaturas del inframundo y un villano digital –Knull, creador de los simbiontes– que carece de presencia y profundidad. La película intenta replicar fórmulas de éxito anteriores, pero sin la frescura ni el ingenio que caracterizaron a sus predecesoras.

Un Eddie Brock sin chispaTom Hardy, quien además participa en el guion, retoma su papel como Eddie Brock, un antihéroe que antaño equilibraba acción y humor. Sin embargo, en este capítulo final, su interpretación se percibe desganada, con un tono sombrío que deja atrás la ironía que definía su relación con Venom. El resultado es un personaje que parece más interesado en cerrar su historia que en explorar nuevas facetas.

Trama predecible y personajes secundarios olvidablesLa narrativa avanza por terrenos ya transitados, reutilizando chistes, diálogos y escenarios que recuerdan a otras producciones de Marvel. Los personajes secundarios, como el militar interpretado por Ejiofor o la científica de Juno Temple, aportan poco a una trama que se enreda en clichés sobre investigaciones secretas y conspiraciones extraterrestres. Incluso un subtrama sobre una peculiar familia contracultural, aunque simpática, queda sin peso real en la historia principal.

Un cierre sin brilloEl desenlace, apresurado y carente de emoción, ofrece uno de los clímax más apagados del Universo Marvel. Ni siquiera las escenas post-créditos –breves y poco significativas– logran añadir interés. A pesar del entusiasmo de los fans y el respaldo de la taquilla, Venom: El Último Baile se despide sin la fuerza ni el impacto que una trilogía como esta merecía.